Hacer ecos es una experiencia maravillosa para los niños, pero algunas veces puede ser difícil encontrar buenos lugares para crearlos, ¡sobre todo porque idealmente necesitas un lugar en el que puedas gritar muy fuerte! Las habitaciones muy grandes funcionan bien; en museos y gimnasios puedes escuchar el eco de tus pasos mientras caminas. Fuera, lugares más pequeños, como túneles, funcionan también.
Muchas veces cuando gritas, no oyes un eco, pero el sonido de tu voz puede cambiar. Puede sonar más fuerte o más suave, dependiendo de dónde estás o de los otros ruidos a tu alrededor. Trata de gritar cuando estás en una ruidosa playa. ¿Cómo suena tu voz? También mira qué tan suave puedes hablar y hacer que te oigan, por ejemplo estando al aire libre en una noche estrellada.