Ve con tu niño a una cacería de sonidos. Cuando escuches un sonido, pero no puedas ver la fuente, trata de adivinar qué lo produce. Luego rastrea el sonido. ¿Tenías razón?
Empiecen dentro de la casa, escuchando ruidos caseros normales. Hagan una adivinanza sobre qué está haciendo el sonido y luego rastréenlo para verificar.
Una vez hayan jugado dentro, salgan. Escuchen algún ruido que puedan oír en el vecindario, predigan qué hace ese sonido y traten de seguirlo para averiguar si están en lo correcto.
Una ampliación genial de la actividad es grabar los sonidos que oyes. Vuélvelos a poner y traten de identificarlos.