La evaporación es un concepto complejo, pero puedes ayudar a tu niño a descubrir evidencia de la evaporación y la condensación del agua mientras ocurren en sus rutinas diarias.
El verano es una época ideal para observar la evaporación al aire libre después de un aguacero. Usa algo de tiza para marcar los charcos en el asfalto y luego obsérvenlos con frecuencia, a lo largo de las siguientes una o dos horas (dependiendo de qué tan caliente esté afuera), para ver qué sucede. ¿A dónde se ha ido el agua?
En el invierno, pon algunas tazas de agua alrededor de la casa para humedecer el aire y encarga a tu hijo de decirte cuando es hora de volver a llenarlas. Pinta una línea en la superficie del agua para marcar el nivel. ¡Tu niño aprenderá algo acerca de evaporación y tu podrás mantener el aire seco al límite!
La condensación puede observarse en la naturaleza como rocío en la hierba temprano en la mañana. Puedes crear condensación simplemente dejando un vaso con agua helada mientras estás sentado afuera y observas las gotas de agua que se forman en los lados del vaso.
No es importante que tu niño entienda los cambios físicos que subyacen a lo que sucede con el agua. Es más importante ayudar a tu niño a notar y pensar en estas transformaciones; ¿cuál es su idea de lo que sucedió?